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«Entró, me empujó, me tiró al suelo, me pisó y me apuñaló varias veces con el cuchillo».

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La demandada y la demandante coincidieron en solo cuatro puntos en sus respectivas declaraciones: que habían sido una pareja sin convivencia bajo un mismo techo asistió a una única sesión de terapia en Baio para intentar salvar la relación que la mujer a través de la cual Unión Unión Agraria en Vimianzoha sido responsable de la contabilidad y tributación de los imputados desde 2012; y que sufrió graves heridas en el cuello a causa de un cuchillo. En todo lo demás, las versiones aportadas en el proceso que se inició este lunes por la mañana en la Audiencia Provincial de A Coruña desde Javier Miñones Trillo, 43 años y Montserrat López Mosquera.50, ambos vecinos de VimianzoEran completamente diferentes.

La audiencia inició con el testimonio de Javier Miñones Trillo. En tono muy agudo y vehemente -el juez le advirtió dos veces que manifestara su cargo e incluso amenazó con desalojarlo de la sala- declaró que conocía a Montserrat López Mosquera porque su condición de autónomo le estaba causando problemas profesionales en el industria de la fontanería. Ambos comenzaron una relación sentimental que «comenzó en el verano de 2017 y terminó en el verano de 2018».

Según su versión, fue él quien tomó la decisión de despedirla porque el denunciante lo acosó y lo instó a volver con ella. Informó en la sala que habían acudido a un especialista «a petición suya» para buscar una salida a la crisis. Javier Miñones señaló que solo asistió a una sesión de terapia y no regresó. Confirmó que tras la supuesta escisión en el verano de 2018 Ambos continuaron la relación profesional «y como amigos con relaciones íntimas»., pero aclara que «no quería estar con ella». Y añadió: «Montse no aceptó que yo quisiera dejar la relación». Y dijo que ya había querido romper con ella «tres o cuatro veces» a pesar de que accedió a mantener la relación profesional anterior.

En respuesta a preguntas del Ministerio Público y del Ministerio Público particular, Javier Miñones se refirió a su versión del presunto conflicto en la pareja y alegó encuentros casuales en varios locales de cócteles en Vimianzo. Pero Javier Miñones insistió en que fue el denunciante quien lo cosió para llamadas telefónicas y avispas para que volviera con ella. «Me molestó», se balanceó en la sala de estar. Y como ambos vivían prácticamente en la misma calle, le habría dicho a su expareja que buscaría otro piso de alquiler en Vimianzo para que no se derrumbaran y todos pudieran seguir con su vida. Negó haberla expiado desde la ventana, señalando que antes de los hechos, había vivido en Laxe, no en Vimianzo, durante días porque su padre se estaba recuperando de la hospitalización. También negó haber contactado con ella de alguna manera.







Toni Longueira

Respecto al día del cuchillo, Javier Miñones informó que llegó a primera hora de la mañana del 15 de mayo de 2019 para hablar con Monteserrat sobre un tema puramente laboral. Ella estaba en el salón de clases y no había nadie en la sede del Sindicato Agrícola. Según él, tras saludarla, le dijo que quería comentar algo relacionado con un problema laboral. Ella le habría respondido: «‘Espera un minuto, voy al baño, quiero hablar contigo'». Y agregó: “He estado esperando. Y cuando salí la vi con un cuchillo en la mano. Dije ¿qué estás haciendo con él? Se llevó el cuchillo al cuello. Tiré de su mano para tratar de quitarle el cuchillo. Luche. Me subí encima de ella para quitarle el cuchillo. Vi sangre. Me quedé impactado».

Dijo que no recordaba nada de la presencia de una segunda mujer cuando las dos estaban peleando en el suelo. Y se defendió de las graves acusaciones: “No tenía ni cuchillo escondido ni maleta conmigo. Solo las llaves de mi casa. Salí de allí [de la sala en la que se produjo el supuesto forcejeo] en estado de shock, desorientado, locamente perdido. No sabía qué había pasado o qué acababa de pasar. No podía soportarlo, no sabía qué hacer ni a quién acudir. Nunca había tenido problemas con nadie: ni con mi exmujer, ni con mi exnovia … Cogí el coche y me dejé llevar. Recuerdo que fue en medio de una montaña llena de sangre. No sé cómo llegó allí. Javier Miñones estuvo en once horas después de los hechos Tu furgoneta en una vía de acceso a la playa de Os Muíños en Muxía.







Ana garcia

La versión del imputado no coincide con la de Montserrat López Mosquera. Señaló que ambos tenían una relación profesional debido a Unións Agrarias en Vimianzo La contabilidad y los impuestos se transfirieron a quien tuviera autonomía en ese momento. Señaló que ambos iniciaron una relación sentimental «entre febrero de 2017 y febrero de 2019», pero hubo interrupciones porque a veces se sentía abrumada por su pareja. Admitió que incluso asistieron a una sesión de terapia de pareja en Baio, pero a «petición suya», y que solo asistió a una conferencia. Ella admitió en la sala del tribunal que se había sentido abusada desde que le dijo a Javier que quería terminar la relación. Especialmente cuando Montserrat anunció que vería a otra persona a pesar de que no tenía una relación formal con este hombre. En respuesta a preguntas del Ministerio Público y de la Fiscalía Privada, señaló que el imputado insistió reiteradamente en regresar con ella: «Me dijo que había cambiado, que entendía que no siempre podía ser tan consciente de mí, o de con quién estaba o con quién estaba relacionado».. Y dijo: «Cuando decidí romper, venía a la oficina una vez a la semana y me pedía que volviera con él». Montserrat López también dejó en claro que no creía que actuaría como supuestamente lo hizo. «Nos conocimos en el lugar [hosteleros] de Vimianzo y casi siempre iba solo ».

Recordó que el fin de semana anterior a los hechos, Vio al acusado mirando desde su ventana. Eran las cinco de la mañana: «Me dijo que me quedara un momento para hablar conmigo mismo, y yo le respondí que no eran horas para hablar en otro momento». En varias ocasiones le había pedido una segunda oportunidad, que ella habría rechazado. Según la denunciante, ella continuó con su postura machista y lo pilló de cerca en una mentira sobre un supuesto débito en una de sus cuentas – como asesora laboral y fiscal, tenía acceso a sus contraseñas – amiga del acusado.

Sobre lo ocurrido el fatídico 15 de mayo de 2019. Montserrat López explicó: “Abrí la puerta a las nueve de la mañana como siempre, apagué la alarma y encendí la computadora. Como no había nadie presente, aproveché para sacar algunas cajas del pasillo y ponerlas en el aula. En uno de ellos había una fotocopiadora que pesaba mucho y yo no sabía cómo hacerlo ». Habían pasado menos de diez minutos y Javier Miñones Trillo entró en la oficina. “Salí del aula y me preguntaba cómo movería esta caja solo con la fotocopiadora. Cuando entró con la maleta, le dije: «Bueno, ahora que estás aquí, me ayudarás a mover la caja». Y continuó con su relato: “No lo vi cargando el cuchillo en ese momento. Pero no me habló ni me dio los buenos días. Tan pronto como entres Puso la maleta frente a mí y me empujó a la sala de entrenamiento.. No recuerdo bien cómo me agarró, creo que fue por detrás [señalando al pelo] Y traté de alejarlo Me empujó, caímos al suelo, subimos y me apuñaló varias veces con el cuchillo. Tengo heridas defensivas en mis manos. Incluso para ver si reaccionaba y se calmaba. Yo diría: ‘Cariño, cariño, cállate’. Hablemos de ello, todavía podemos arreglarlo, podemos volver atrás. ‘ Pero él me respondió: ‘Isto xa no ten solution’ ». En ese momento ingresó a Unións Agrarias una mujer que supuestamente estaría presentando la declaración de la renta. Cuando el acusado entró en la habitación empapada de sangre, supuestamente le gritó: «Fuera de aquí». El demandante le gritó que llamara a la policía. Javier Miñones se levantó para ir tras la mujer que acababa de entrar a la oficina. Monserrat López aprovechó entonces para levantarse lo mejor que pudo y «a cuatro patas» y gravemente herida, se dirigió a la entrada de la oficina. Allí, en medio de la calle, se desmayó. Necesitaba tratamiento urgente por parte de agentes de la Guardia Civil de Vimianzo, cuyo puesto se encuentra a 200 metros de Unións Agrarias. El presunto atacante huyó del lugar a pie.







Ana garcia

Por estos hechos Ministerio Público pide 14 años de prisión para Javier Miñones y otros 17 de alienación de las mujeres. El reproche privado y popular, ejercido por Pedro González Boquete o Félix Porto Serantes, Se eleva la petición a 16 años de prisión y 20 años de orden de alejamiento. Todos ellos también reclaman una indemnización para las mujeres de entre 95.000 y 100.000 euros. Por su parte, La defensausado por Joaquín Martínez Camacho, pedirá «absolución gratuita» el entendimiento de su patrocinador de que el denunciante tenía la intención de «hacerse daño a sí misma si se marchaba». En cualquier caso, y dependiendo de cómo se desarrollen y muestren todas las pruebas para el juicio, puede modificar la petición para imponer «un delito menor de daño» a su cliente si no hay una absolución.

La audiencia tendrá lugar este jueves 15 a partir de las 9.45 horas en el primer tramo de la Audiencia Provincial de A Coruña.

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