“Si yo me perdo” muestra un “clip mágico” de la vida del poeta en el Caribe
BARCELONA, 11 oct (PRENSA EUROPA) –
El escritor y periodista barcelonés Víctor Amela, en su nueva novela “Si yo me perdo” (Destino), sigue “la voz perdida” del poeta andaluz Federico García Lorca en Cuba, donde pasó tres meses de su vida su viaje a Nueva York en 1930.
En un encuentro con periodistas este martes, Amela ha explicado que en la novela representa un «paréntesis mágico» de la vida del poeta en el Caribe, un período de felicidad en el que cree que Lorca ha hecho el trabajo de aceptarse a sí misma antes de volver a España. .
Amela viajó a Cuba en 2020 en medio de la crisis sanitaria de la Covid-19 para volver sobre los pasos de Lorca en una isla donde el poeta descubrió la fiesta, la música, las amistades, el descontento social y el disfrute, que contrasta con la impronta «vacía y congelada» de la pandemia, que observó el autor.
Ha encontrado el escenario «ideal» para su investigación: ha descubierto a un Lorca vivo, que se divierte, pero que a su vez plantea interrogantes con los que Amela sugiere que ha conseguido aceptarse como homosexual, fuera del corsé de su madre. . su familia y de España.
El autor dedica la novela a la sobrina del poeta «Tica», que vive en Madrid y visitó recientemente porque es la única persona viva que ha tenido contacto directo con Lorca y por tanto podría ser la única que podría identificar su voz cuando aparece una grabación. .
Para Amela, “el hecho de que no se conozca la voz del poeta amplía el misterio que rodea al desaparecido Lorca” y fue una de sus obsesiones durante su investigación en Cuba, aunque considera poco probable encontrar una grabación dado que la corriente eléctrica, muy fuerte, era voluble. en ese momento y puede haber fallado.
«DOS MOTORES POÉTICOS»
Durante su encuentro con «Tica», Amela descubrió que Lorca le había traído a su sobrina una muñeca negra de Cuba que recordaba de su infancia como un juguete que amaba mucho pero que actualmente no sabe dónde está ni qué le pasa.
Así, el autor juega con el paradero de este muñeco y con la voz desconocida de Lorca como los «dos motores poéticos» de la novela, en la que también voltea todos los testimonios que el poeta conoció durante su estancia de tres meses en Cuba.
AMELA Y LORCA
El autor ha explicado que se siente «muy cerca» de Lorca porque su abuelo Manuel Bonilla, agricultor y contrabandista clandestino durante la guerra civil en la Alpujarra granadina, que conoció al poeta y escribió su historia en su anterior novela «Yo pude Lorca ‘rescate’.
Piensa que con la publicación de «Si yo me perdo» ha contado «su drama y su alegría» porque mientras en su obra anterior trataba una historia triste, en esta cuenta, como el poeta andaluz reconstituyó su identidad en Cuba antes de regresar a España y ser asesinado.
Ante la pregunta de si su etapa lorquiana había terminado con esta novela, Amela no precisó, aunque dijo que celebra el trabajo realizado: «Estoy muy contenta, siento que he hecho un buen trabajo».
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