Carlos Fernández, su esposa e hija, estuvieron detenidos durante casi cuatro meses porque el fiscal temía que borraran pruebas.
08 de julio de 2021 . Actualizado a las 5:00 a.m.
El Juzgado de Instrucción nº 2 de Vigo ordenó ayer la puesta en libertad sin derecho a fianza del presidente del Colegio de Enfermeros de Pontevedra (Coepo), Carlos Fernández, su mujer y su hija. Salieron de la prisión de A Lama esa misma tarde. Los tres están bajo investigación por supuesta administración injusta, lavado de dinero y documentos falsificados. Estuvieron bajo custodia durante casi cuatro meses porque el fiscal temía que se borraran las pruebas. Hasta el momento, sus apelaciones para dejar A Lama habían sido rechazadas, precisamente por temor a que retiraran pruebas u obligaran a los testigos. La situación cambió cuando los administradores de la corte publicaron recientemente el informe de responsabilidad del quórum para mantener la evidencia segura. El informe encontró varias irregularidades contables en la escuela.
El TSXG manifestó que el juez les había prohibido por precaución ponerse en contacto con la escuela de enfermería, que tiene oficinas en Vigo y Pontevedra. Se entiende que el gerente, quien ha estado al mando durante varias décadas, y su familia no pueden disipar pruebas ni influir sobre los trabajadores o algunos miembros de la junta directiva. Técnicamente, Fernández sigue siendo presidente de la universidad, pero no podrá asistir a las reuniones gubernamentales en la sede de la empresa porque el acceso está prohibido.
Al parecer, según fuentes cercanas al caso, el mandatario está dispuesto a realizar una rueda de prensa para dar a conocer sus vicisitudes y versión de los hechos. Todavía está en el cargo hoy, su foto preside el sitio web oficial y el Presidium no ha convocado nuevas elecciones. El poder real está en manos de los dos administradores de justicia que intervinieron en el colegio. Fernández fue denunciado por un miembro de la junta que en repetidas ocasiones ha pedido su renuncia.
Carlos Fernández fue detenido el 12 de marzo, comunicado y sin fianza, como investigador, junto a su esposa e hija. Las sociedades Galaprint SL, Instituto Galego de Formación Sanitaria y Promocin Social, Igaf SL y Gestin Jurdica Gallega SL eran controladas por la administración judicial.
En su día, la defensa pidió la libertad porque cuestionó la existencia de pistas que pudieran motivar la prisión provisional y argumentos para evitar el riesgo de fuga. Las personas encuestadas dijeron que tenían sus raíces en Vigo y que sus cuentas bancarias y productos habían sido bloqueados. También negaron que pudieran destruir pruebas ya que las medidas tomadas por el tribunal lo impedirían. Y si se coaccionaba a los testigos, podían presentar cargos.
Además, los registros en las fábricas y la escuela de enfermería redujeron el riesgo de obstrucción a la justicia. Por otro lado, la inclusión de testimonios, trabajadores, asesores y posibles testaferros redujo la posibilidad de que fueran influenciados u obligados a hablar a su favor.
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