La 25a edición se saluda con dos certezas: su popular pull sigue intacto y el formato adaptado al covid le quita la diversión
La mejor noticia del XXV Festival Internacional de Folklore de Plasencia que finalizó en la madrugada de sábado a domingo es que podría tener lugar. Tras suspender la edición 2020 por la pandemia del covid-19, en esta ocasión se podría organizar en la ciudad el evento musical del año. Y la primera conclusión que dejan estos tres días de conciertos es que mantiene su atractivo entre el público.
Estaba claro desde el primer día. Faltaban un cuarto de hora para las once del pasado jueves, día en que se levantó el telón, y cincuenta personas aguardaban cerca de la entrada por la plaza de Santa Ana, apoyadas en la barandilla de unas escaleras ya cerradas al paso con una comisaría de Policía Local. . En la propia puerta, y también en el interior, varios agentes.
Los que estaban en la fila -la imagen que se repitió tanto el viernes como el sábado- eran espectadores frustrados. Gente que esperaba a alguien que se fue para confirmar que no regresaría y luego pudo haber ocupado la silla que quedó vacía. Este trámite, consistente en preguntar a quienes se van o pretenden regresar y, dependiendo de la respuesta, si se permite o no ingresar a quienes esperan afuera su turno, fue manejado por el personal de la organización.
El público siguió sentado los conciertos. Había 400 sillas. /
No fue el retorno que la organización (Ayuntamiento, Provincia y Ayuntamiento) y los presentes hubieran querido. Probablemente fue un regreso en uno de sus pocos formatos posibles. The Folk no vuelve con su propuesta habitual, sino con una adaptada a los requisitos legales y recomendaciones de seguridad para hacer frente al coronavirus. Las diferencias fundamentales este año respecto a los anteriores fueron tres: el aforo era limitado (400 asientos de los aproximadamente 2.000 que tiene el local, lo que significa que solo el 20% del aforo estaba ocupado), el público tenía que seguir las actuaciones sentado en lugar de estar de pie, y no había barra de bar.
Buen cartel
Este último no es un pequeño detalle. Porque para muchos de los habituales de esta cita, uno de sus atractivos es la oportunidad que ofrece de seguir los shows en vivo con una cerveza bien fría en la mano. Esa normalidad volverá tarde o temprano, y es probable que algunas de las bandas de la alineación de este año regresen en ediciones posteriores, lo que fue mejor que en ediciones anteriores.
Ese número 25 fue inaugurado por un grupo placentino, ‘Enverea’, fue bien recibido. También la inclusión del vasco ‘trikitilari’ Xabi Aburruzaga, que incluye en su propuesta a una pareja de jóvenes y enérgicos ‘dantzari’ que fueron los más aplaudidos en la madrugada, la que cerró ‘Gwendal’ – con el tema ‘Iris Jig ‘. ‘, casi un himno para sus seguidores – un clásico del folk internacional y el festival placentine, que en el campo musical ha dejado un buen sabor de boca (al menos después de las dos primeras tardes y el comienzo de la tercera, porque al escribir A estas líneas todavía les faltaban las actuaciones).
Lo mismo puede decirse de la seguridad. Aunque no faltarán las denuncias, que siempre existen en eventos de este tipo, el panorama general fue el de una cita en la que se atendió el protocolo contra el covid. Había ujieres que indicaban a los que entraban dónde debían sentarse (juntos si vivían juntos y por separado si no); había personal que desinfectaba las sillas dejadas vacías; nadie entraba sin antes medirse la temperatura y sin ponerse un poco de gel hidroalcohólico en las manos; el sistema de megafonía recordó en cada detalle la obligación de llevar siempre una máscara; y estaba la Policía Local que verificó que todo saliera de acuerdo a lo pactado.
Actuación de Xabi Aburruzaga. /
“El otro día estuve en el Festival de Teatro de Mérida y puedo decir que las medidas de seguridad del Folk de Plasencia son mayores que las que vi allí, empezando por la distancia entre las butacas”, anticipó la víspera el alcalde de Placentino. comienzo de los conciertos. Y más allá de las comparaciones, el sentimiento que transmite esta 25ª edición fue el de un evento seguro. Y musicalmente atractivo. Acetre, novena vez que actúan en el Festival, recuerda su cantante, no defraudó el viernes, cuando actuó precedido por el animado Los Granjeros (de Canarias, 30 músicos en escena) y con el sorprendente cierre de Albaluna (Portugal). la noche. Y el sábado, fin de fiesta con la enriquecida tradición regional del Folk Aulaga, el eclecticismo imposible de etiquetar de ‘Enredadas’ (Carmen París, Martirio, Uxía y Ugia Pedreira) y los italianos de BandAdriática. Hasta el año que viene, quizás ya con gente que regala botes, la barra está llena y podemos hablar de covid en el pasado.
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