El PSOE protesta contra la medida, cuya aprobación queda a su vez a costa de Vox
El decreto legislativo de simplificación administrativa, que el gobierno del Consejo de Administración considera fundamental para la recuperación económica, llega este miércoles a la última sesión del Parlamento de Andalucía sin garantías de su aprobación. Para que se produzca el gobierno, la alianza del PP y la ciudadanía necesita al menos una abstención socialista o la aprobación de Vox. El primero se presenta como imposible tras la posición contra el PSOE-A y el segundo aún no hay constancia de si el decreto seguirá la ley agraria aprobada por mayoría o el presupuesto. Regresó al gobierno tras fracasar el primer trámite parlamentario.
En este momento el gobierno está dando un discurso similar al que pronunció durante el debate presupuestario. Asegura que el decreto de simplificación es una medida sensata, no ideológica, que solo busca facilitar la vida de las personas y abrir una carretera a la inversión, dijo el ministro de la Presidencia y portavoz de la Junta Directiva, Elías Bendodo.
Según Bendodo, ningún gobierno ha hecho tanto por reducir la burocracia como prevé este decreto, que «no viene ni de izquierda ni de derecha».
El vicepresidente del Consejo de Administración, Juan Marín, que compareció con el portavoz el martes tras la reunión del Consejo de Gobierno, señaló que se trataba de «330 reglas que harán la vida más fácil a los andaluces» y dijo que si PSOE y Vox Ejercerán lo que ellos «pinzan» contra la medida no perjudicará al Gobierno, sino a los andaluces. En este sentido lamentó que el PSOE «no se sienta bien», que sea un decreto del PP y Ciudadanos y que Vox «esté solo en el período previo a las elecciones y no le interese ningún otro tema».
En la Junta de Andalucía, sin embargo, el rechazo de la medida no se da por sentado y, ante las declaraciones de que no hubo tiempo para estudiarla, asegura que los diputados de Vox tienen toda la información desde hace más de un mes y un mitad.
Si no va más allá, advirtió Bendodo, tanto el PSOE como Vox tendrían que explicar los motivos del rechazo.
En las filas socialistas ya han hecho estas declaraciones, y lo han hecho enfáticamente. El parlamentario Mario Jiménez calificó el decreto de «fraude legal», aseguró que se había implementado sin ninguna transparencia y que el objetivo de la Junta de Andalucía era «cambiar el Estado de derecho por la ley de la selva». La aplicación de estas medidas causaría importantes daños a la salud y al medio ambiente, así como a las pequeñas empresas.
Jiménez consideró excelente la posición del gobierno andaluz, que pese a la falta de mayoría parlamentaria sigue manteniendo su tendencia de ignorar las propuestas de diálogo del Grupo Socialista. «Los tiempos de los pedidos y los pedidos no pueden continuar. Tratar de aprobar un decreto de esta manera es un cacicade ”, dijo.
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