La debacle no parece terminar para nadie, ni siquiera para los taxistas. El sector vive actualmente su segunda celebración de Semana Santa «más catastrófica» de la historia. El primero fue obviamente el de 2020 por la dura limitación de la primera ola de la pandemia, pero esta vez hay dos motivos de los malos resultados vacacionales: el cierre del vecino concejo de Siero y la casi total ausencia de turistas.
La Federación Asturiana de Taxis estima el descenso de la facturación en un 55% respecto al gasto prepandémico de Semana Santa. El cierre de la actividad hotelera a las ocho de la tarde, el toque de queda a las diez de la noche y la desaparición de la vida nocturna marcan la actividad desde hace meses. A esto se suma el descenso de las “sinergias comerciales” con Siero, que según el presidente de la Federación Gabino Pérez«El 25% de todas las carreras» a cargo de los taxistas de Oviedo.
Esta zona de actividad ha desaparecido repentinamente al ser imposible trasladar personas desde el municipio de Oviedo a la vertiente Sierense de Colloto, han desaparecido las carreras de compras en el centro comercial Paredes y se han producido los numerosos desplazamientos entre Oviedo y Lugones , la ciudad más poblada del municipio de Siero, lindando con los límites de la capital y casi coincidiendo con La Corredoria.
A esta situación atípica, derivada de las restricciones sanitarias del Principado, etiquetado como Nivel 4 Plus, se suma la práctica ausencia de turistas en Oviedo en momentos en los que la ciudad está tradicionalmente llena de gente de diferentes puntos de España e incluso del extranjero.. “El número de visitantes ha disminuido un 90% lo que, unido a la ausencia de procesiones y otros eventos de ocio, se traduce en una caída de las ventas del 30%”, apunta Gabino Pérez, para completar el desglose de la pérdida estimada de 55 euros de 100 tiempos normales.
Mientras esperan que termine la tormenta, muchos taxistas y licenciatarios dependen de la ayuda para ganarse la vida. Luego de una fase inicial en la que se autodefinieron como «los grandes olvidados» de la pandemia, comienzan a llegar los subsidios directos, pero son tan inadecuados como complejos de tramitar.
Hasta el momento, los taxistas con sueldos afectados por la ERTE recibieron 1.500 euros municipales el pasado mes de noviembre. A ello se suman los 2.000 euros autonómicos concedidos a los taxistas sin asalariados y los 2.500 euros a los que tienen empleados a su cargo pero que aún no han cobrado.. También se prevé que parte de los 2,5 millones de euros que el consistorio aportará a las pymes este año dejará un pequeño globo de oxígeno para el sector. “La ayuda llega, pero en un goteo”, dice Manuel Arnaldo, presidente de la patronal mayoritaria Asotaxi.
No es una prioridad de salud
Finalmente, el impulso del sector por ser una prioridad en el proceso de vacunación parece estar perdiendo gradualmente la causa. Los taxistas instaron a las administraciones a tener en cuenta las características de su trabajo para darles prioridad y prevenir posibles infecciones en sus vehículos. Sin embargo, este requisito no se cumplió. «No hay perspectivas de ser aceptado en un programa de vacunación inmediato, así que tendremos que seguir esperando», resignaba Arnaldo, quien, al igual que Gabino Pérez, está mostrando un marcado cansancio pandémico luego de más de un año de bajas y miles de carreras perdidas. según el Covid.
Esa caída del 55% en las ventas en Semana Santa es solo comparable a la de los meses más duros del encierro, que comenzó el 14 de marzo del año pasado. En este punto, el número de personas ocupadas en este sector experimentó un descenso casi completo en los primeros días, que se prolongó durante meses con una actividad de tan solo el 30%. Esta restricción de la actividad provocó que las asociaciones de taxis hicieran pausas reguladas obligatorias en un intento por rentabilizar la jornada laboral. Esta regla es que dos tercios de los 312 vehículos del municipio se utilizan cada semana y un tercio los fines de semana.
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