Este miércoles continúa la audiencia, precisamente con el testimonio de Antonio Martín Marugán, el inspector que viajó en el tren en el que murieron 80 personas y otras 145 resultaron heridas. Lo hará después de que algunos de los nueve policías que comparecieron ayer le acusaran de hacer la llamada de 100 segundos que desorientó al conductor justo antes de la curva de Angrois, donde tuvo que reducir la velocidad de 200 a 80 por hora, habiéndose negado en dos ocasiones. En su momento, aseguró, por el susto del accidente olvidó la llamada de última hora que había hecho al celular de la empresa de Francisco José Garzán Amojusto en el punto más peligroso del recorrido para preguntarle por el tamaño del andén de la estación de Pontedeume.
En ese momento no se requerían cargos en el caso, aunque el informe final de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF) considera su llamada un factor contribuyente en el accidente. Tampoco fue acusado de falso testimonio, aunque como testigo fue obligado a decir la verdad. Éramos accesibles libremente cuando era necesario, no teníamos restricciones para hacer llamadas telefónicas. En ese momento yo tenía una necesidad (…), no tenía que hacer nada y llamé. No sabía dónde estábamos, le dijo al comité de investigación del Congreso.
El conductor del Alvia: Con las medidas de seguridad actuales, un accidente es imposible
Pablo González /
xurxo melchor
Francisco José Garzón Amo, conductor del Alvia que se estrelló en Angrois el 24 de julio de 2013, afrontó su tercera declaración judicial con un ánimo más tranquilo que las dos comparecencias anteriores, realizadas en los días inmediatamente posteriores al descarrilamiento, que dejó 80 muertos y 145 muertos. Se produjeron heridos, por lo que aún se encuentran bajo los efectos de la tragedia.
Esta aparente calma puede tener algo que ver con el hecho de que en este testimonio crucial en el proceso solo tenía que responder a las preguntas de su abogado, Manuel Prieto, en una sala donde aún pesaban los hechos ocurridos al final de la primera sesión de la audiencia, cuando el imputado Andrés Cortabitarte López, exdirector de seguridad vial de ADIF, fue agredido por un padre que era su hija perdida 21 años en accidente. Tras recibir unas palmaditas de su abogado, empezó a responder a sus preguntas sobre su trayectoria en Renfe. Pero la calma inicial fue muy fugaz. Se emocionó y se le quebró la voz cuando su abogado empezó a preguntarle por el momento poco después del descarrilamiento, su llamada a la central de Atocha y las heridas provocadas por el accidente.
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