El debate de investidura de la próxima presidenta de la Comunidad de Madrid no ha sido solo el punto de inicio de una nueva legislatura sino un acto más de la próxima campaña electoral. Isabel Díaz Ayuso ha repasado durante su intervención las medidas y proyectos que quiere poner en marcha en este mandato, pero no ha desaprovechado la oportunidad para intentar que Madrid sea una de las catapultas de Alberto Núñez Feijóo hacia la Moncloa.
Díaz Ayuso ha utilizado la primera parte de su intervención para ensalzar su poder y el del PP en Madrid, asegurando que los ciudadanos no han votado solo por una cuestión económica sino porque han optado por «unos valores» y la «bravura» que representa su partido regional. Pero ha apuntado que si ese ha sido el primer mensaje del pasado 28 de mayo, el segundo es «el rechazo masivo a las políticas del Gobierno de Pedro Sánchez y sus socios, a la ingeniería social, a la degradación institucional y del Estado de derecho, a la involución democrática, a la destrucción de la España de la Transición, a la pérdida del buen nombre y la influencia de España en el mundo».
«Tintes totalitarios» de la izquierda
La presidenta ha reivindicado la fuerza parlamentaria de su partido y asegurado que han sido la «confrontación» y las políticas del Gobierno de la nación los que han «debilitado» a la «ultraizquierda en esta cámara». De hecho, se ha felicitado por la desaparición de Podemos en la cámara regionl, donde en las últimas elecciones los morados no han obtenido representación, convencida de que la sociedad madrileña rechaza tanto sus formas como sus políticas: «El populismo que busca en la división su oportunidad y en el enfrentamiento su única opción de éxito, ha sido expulsado por los madrileños de esta Cámara. No solo porque sus propuestas no hayan convencido, sino porque sus formas han avergonzado».
«Madrid es el rompeolas de las Españas y aquí empezó la reconquista de la libertad y de la España de todos. La tendencia ya es imparable», ha apuntado Ayuso, en clara referencia a lo que espera que suceda el próximo 23 de julio: «La fragmentación y el debilitamiento de España a manos de los nacionalistas, la presencia de los terroristas y sus cómplices en las instituciones, la impunidad de agresores sexuales, delincuentes habituales y socios con graves delitos no se soporta más». No ha habido tregua, desde la tribuna de la Asamblea de Madrid, Ayuso se ha lanzado contra todo lo que considera que representa Sánchez para exigir su final: «No puede ser que la España fiel sea arrinconada por el proyecto de tintes totalitarios e ingeniería social del sanchismo y sus socios«.
Bildu en la diana
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Además, ha acusado al presidente del Ejecutivo de falta de lealtad hacia Madrid no solo por sus iniciativas legislativas sino por cómo trata políticamente la región que ella volverá a presidir arremetiendo en apenas dos frases contra los tres últimos delegados del Gobierno en la Comunidad de Madrid, cada uno de ellos por razones diferentes. La primera, Mercedes González: «Hay que irse hasta el puesto número 10 de su lista al Congreso para encontrar un nombre relacionado con la actividad política reciente en Madrid: el de la anterior exdelegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid cuyo comportamiento con la Guardia Civil no tiene calificativo. Dimitir a los dos meses de ocupar el cargo es, simplemente, un desprecio absoluto a la Institución más querida por los españoles». Luego le ha tocado el turno al actual, Francisco Martín, que desde la grada de invitados escuchaba la intervención: «Sánchez ha nombrado cinco delegados del Gobierno en la Comunidad de Madrid, cada uno más activista político que el anterior, hasta llegar a la inmoralidad máxima de alabar a Bildu y despreciar a los ciudadanos que celebran su bandera como les parece oportuno». Por último, José Manuel Franco: «El PSOE ha cambiado 3 veces de portavoces en la Asamblea, y manda ahora al Senado al delegado del gobierno que dijo que había que retorcer el dolor en las residencias».
A Vox, además de enviarle mensajes sobre los límites del PP en torno a la inmigración o la próxima modificación de la Ley trans madrileña, también ha querido dejarlo en su lugar ahora que la formación intenta condicionar las políticas del PP en otras comunidades autónomas. En Madrid, ha dicho, las elecciones han dejado «en evidencia que su electorado (el de Vox) quiere que dejen de votar contra los intereses de la Comunidad de Madrid por tacticismo». Y ha rematado: «Los ciudadanos han hablado claro: no quieren inestabilidad parlamentaria».
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