El choque entre la presidenta de la Comunidad de Madrid y el Gobierno llega hasta el final. Isabel Díaz Ayuso no acudirá a Moncloa a reunirse con Pedro Sánchez este viernes, cuando el presidente la había convocado en el marco de los encuentros bilaterales que está teniendo con los presidentes autonómicos. Tras haber sugerido a los barones del PP que no acudieran hace semanas -y no aclarar durante días qué haría ella, a pesar de que dejó la puerta abierta a acudir- Ayuso ha informado mediante un comunicado que no asistirá.
Y argumenta dos motivos para plantar a Sánchez. El primero, de sobra conocido, su rechazo frontal a «la negociación de la ruptura de la Hacienda común de todos los españoles con los socios independentistas del Gobierno” -en clara referencia al concierto catalán para Cataluña- y que, en su opinión, será «un pacto letal para el Estado de Derecho, la unidad de España y la solidaridad entre regiones”. Ayuso asegura en su carta que desde las últimas elecciones generales «se están tomando una serie de decisiones destructivas» y que «no se puede normalizar lo que no lo es«.
El segundo argumento, que tiene un protagonismo especial en estos días, es lo que la presidenta describe como «una campaña de difamación» contra ella, que empezó el propio Sánchez el pasado jueves desde Bruselas y que ordenó a sus ministros continuar replicando. «Unas gravísimas acusaciones que iban en la misma línea que su intervención en el Congreso el día anterior», insiste Ayuso, que «son inaceptables e impropias desde la presidencia del Gobierno hacia una administración inferior».
El pasado jueves desde Bruselas, en la rueda de prensa en la que Sánchez informaba de la postura española en el Consejo Europeo, el presidente volvió a pedir la dimisión de Ayuso y cargó contra su pareja, Alberto Gómez, Amador, después de que el fiscal general del Estado vaya a ser investigado -el Tribunal Supremo abrió causa contra él hace unos días- por revelación de secretos contra el novio de la dirigente madrileña. Esa guerra, que lleva produciéndose meses, ha tenido un punto de inflexión clave ahora con el fiscal general imputado.
Relaciones personales
Desde que Sánchez anunció su ronda con los presidentes autonómicos Madrid siempre ha estado en duda. La presidenta de la Comunidad de Madrid siempre puso el cortafuegos en la agenda, debía ser negociada y para hablar de asuntos concretos que afectaran a la región, nunca para debatir sobre la financiación autonómica, que es lo que en origen provocó estas convocatorias a Moncloa tras el acuerdo alcanzado entre PSC y ERC y generó el rechazó del resto de las comunidades autónomas. «Para tomar un café no estamos«, repetían en su entorno, añadiendo que por lo que estaban viendo y escuchando de las reuniones con otros presidentes autonómicos es lo que parecía que estaba ocurriendo.
Hace días, antes incluso de recibir la convocatoria el pasado viernes, que en Sol veían reducirse las posibilidades de que este encuentro se produjera. Ni todo lo que rodea al caso de la pareja de Ayuso ni las informaciones que han surgido en torno al caso Koldo desde que se iniciaron estas reuniones ayudaban a posicionar la balanza del lado más institucional. Además, entre medias, el PP de Ayuso ha anunciado que citará a Begoña Gómez a la comisión de investigación que ha creado en la Asamblea de Madrid para aclarar si ha habido favores por parte de la Universidad Complutense de Madrid hacia la mujer del presidente en los cursos y la cátedra que codirigía para ese centro. Con o sin reunión en Moncloa, esta convocatoria ya está prácticamente cerrada, a falta del ok definitivo de la Mesa del parlamento autonómico, para el próximo 13 de noviembre.
Los argumentos políticos y personales de Ayuso
A media mañana, la presidenta ha respondido a las preguntas de los medios de comunicación durante la inauguración de ‘Bolivariano’, una exposición fotográfica de Álvaro Ybarra sobre la situación política de Venezuela en la Plaza de la Puerta del Sol. Ahí ha explicado que en el comité ejecutivo nacional del mes de septiembre, donde se vio con Alberto Núñez Feijóo y todos los barones del PP, ya explicó sus motivos para rechazar esta convocatoria a Moncloa. Utilizó motivos políticos entonces, como hoy, aunque este lunes ha recordado algunos capítulos personales que también le han empujado a tomar esta decisión.
“Hoy hace diez años que murió mi padre, llevo cinco años defendiendo su nombre”, ha explicado tras enumerar los mismos argumentos que lleva meses defendiendo, como el objetivo de esta “ronda” para «blanquear» el pacto con ERC. Y a partir de ahí ha expuesto los porqués más personales de este plantón a Sánchez: “He recibido insidias, calumnias, como no lo consiguen en las urnas han buscado destruirme emocionalmente, y como no tengo nada, han hecho una lista con mi entorno”.
Inmediatamente, ha llegado la defensa de todos sus familiares, amigos o compañeros de trabajo que considera que han sido injustamente tratados por Moncloa, empezando por su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez o el artista Nacho Cano, aunque a este último sin mencionarlo. “Me han llamado asesina, genocida, corrupta, ida…”, la lista de agravios que traía preparada era larga, para leerla de tirón. “No es de recibo”, ha insistido en un par de ocasiones, para rematar diciendo el vaso quedó rebasado cuando el jueves pasado Sánchez la acusó “en un viaje oficial a Bruselas” de tener en Madrid “el foco oficial del fango y la corrupción”.
Respecto a las informaciones sobre el caso que afecta a su pareja, la presidenta optó hace tiempo por cambiar de estrategia. “El novio de Ayuso se defiende él solo”, ha vuelto a decir hoy tras las preguntas de los medios para rematar su acusación a Sánchez: “No puede llamar delincuente a un ciudadano por ser pareja sentimental de un político”. Asumir esto, ha defendido Ayuso, es “una barbaridad” y le ha servido para volver a equiparar a Sánchez con el régimen venezolano e incluir a Begoña Gómez en la ecuación: «Mi pareja no va a Sol a hacer negocio, la suya sí. Va a la Moncloa. Por eso está siendo imputada e investigada por diferentes organismos (…) porque intentan enfangar y trocear las informaciones en los medios para que Sánchez pueda ganar la querella. Un estilo chavista rebasando los límites del Estado de Derecho».
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