La intervención coincide con el Otero Brutal Fest y devuelve parte de la subvención que Cultura le negó
Intervención reconoce algunos gastos que Culture les negó, como: B. Facturas a la Sociedad General de Autores y Editores por el pago de derechos. También se reconoce que la asociación tiene derecho a agregar como gastos los financiados con otros ingresos, tema que la fundación cultural municipal también negó. Tras deducir los ingresos generados y excluir los gastos no subvencionables, los servicios municipales calculan que Cultura aún tiene que pagar 8.641,83 euros para alcanzar la cantidad total de 33.640,52 euros subvencionables frente a los 24.998,69 euros que habían cobrado.
Estos 8.600 euros, explica Alejandro García, uno de los coorganizadores del festival, serán suficientes para evitar que la “tripulación” de Otero pague 700 euros mensuales para devolver el último préstamo a los bancos. Puede cerrar el borde de la última edición, 2019, y pensar en otra cosa para los tiempos en que los conciertos regresen a los cines.
El equipo de Otero empezó a organizar pequeños conciertos hace ocho años. Entonces surgió la idea de programar un festival que creciera cada año, involucrara bandas internacionales y aumentara las capacidades y expectativas.
Tras los primeros festivales en salas de conciertos, la cuarta edición fue al aire libre. Por quinta vez se instalaron en el Parque del Oeste y por sexta vez alcanzaron el máximo compromiso presupuestario del Ayuntamiento de Oviedo, 42.000 euros, tras una subvención de 3.000 en la edición anterior. La izquierda tripartita ha prometido una subvención de 80.000 euros y con la entrada del nuevo gobierno la dejan en 50.000. Con esta previsión, el Otero Brutal Fest tuvo lugar en la sala Stilo a finales de 2019. Desde entonces, Cultura les ha negado diversas justificaciones de proyectos de ley, hasta que intervino la intervención en la demanda.
Los organizadores afirman que además de los tres años toda la ayuda pública recibida fue de 78.000 euros, frente a una inversión total de 350.000 euros durante esos siete años. Calculan que cada uno de los seis miembros de la asociación se sacará del bolsillo 4.000 euros por amor al arte, el hardcore y el metal para conseguir que grupos toquen la ciudad que en circunstancias normales nadie traería consigo. Aunque les cueste tiempo, dinero y esas luchas con la administración.
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