"Como decía Julián Marías, al Madrid no le gusta que lo encasillen"
Reyes Calderón, de Valladolid y Pamplona, economista, escritora, docente y filósofa sobre estas cosas de la vida y el trabajo, ha encontrado la fórmula, su fórmula madrileña, que consiste en verla de turista durante años Corte, desde 2018 toca su última novela "noir", "El juego del crimen perfecto", en el Madrid de la pandemia y afectado por los ataúdes del Palacio de Hielo. No viniendo del mar, haga el tiempo que haga, La Concha y Orio te esperan para darte un baño a la salida de la capital. Le preocupa el auge de la violencia organizada, pero también sabe que hay un Madrid literario y un Madrid donde suena el jazz. de la cocina
euskera, que le fascina, tiene sentido que nos cite en ella Jai Alai. Cierto día cierran para descansar, y donde, bajo el pretexto de la ciudad, montan toda una teoría de la condición humana. El que aparece en sus libros.
—¿Quién es Reyes Calderón y cómo es su Madrid?
– Soy una persona completamente normal, solo tengo que echarle un vistazo porque he empezado a escribir novelas policiacas. Mi madre siempre me dice por qué no aprendo a escribir poesía, que me mandó a un colegio de monjas y me crió bien, pero me gusta entender la condición humana y por qué alguien le quita la vida a otro. Eso me hace pensar en blanco y negro. Somos capaces de hacer lo mejor y lo peor para los demás. Me gusta escribir sobre este contraste que tiene Madrid.
—Abundancia en tu Madrid...
—En estos años que llevo en Madrid he sido un turista asiduo. Tengo la suerte de seguir yendo a los mismos lugares. Por ejemplo, cuando voy al Prado, me siento frente a un cuadro a escribir porque sé que puedo volver. Siempre puedo ir a los mercados de Madrid, me encanta el concierto de colores. Hago rutas diferentes, pero siempre tienen algo en común. Me gusta tomar café en un lugar que me impresione siempre hay una iglesia vieja, caminar por un mercado, comer en un restaurante tradicional y cuando encuentro un lugar donde hay música. Conozco el jazz madrileño y me encanta. Tengo una novela que se llama Tardes de chocolate en el Ritz, que significa tomar un chocolate en el Ritz o en el maravilloso patio del Four Seasons y luego escuchar música en Chicote. Estos tours son muy turísticos pero puedo repetirlos. Suelo empezar por Casa Árabe, pasar por la Iglesia de San Manuel y San Benito, llegar al Hotel AC, donde suelen pinchar jazz… y al Templo de Debod, donde suena parte de “Los Crimes Perfectos”. Tomo unos callos en Manolo, los de Princesa. Y cuando echo de menos Pamplona, vengo al Jai Alai. Tienen la mejor chistorra de Madrid y me llevo amigos. Aquí sabe a mar.
– Citas al mar..
—Como decía Julián Marías, al Madrid no le gusta que lo encasillen. Creo que es verdad. Podríamos poner a Meer en eso, pero no lo sé; Lo que tiene son amaneceres maravillosos. Que son hermosas. Tiene muchos jardines coquetos muy diferentes… Hay muchos Madrides en Madrid.
—¿Dónde Madrid es más Madrid?
—Me gusta mucho el barrio de la Gran Vía, el Banco de España por un lado, la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia... Es espectacular pasear por ahí. Visita la librería La Mistral… Es una zona turística pero es fantástica. Tienen ranuras valiosas en los túneles cercanos. Puede que tengas la suerte de ser un turista permanente en Madrid.
—¿Existe todavía el Madrid literario?
—Creo que sí, pero ya no es el Café Gijón, es el Madrid de las reuniones que se dan por doquier y en cada esquina. Después de todo, es la feria del libro. No es Sant Jordi, pero es maravilloso.
—¿Qué es lo que le desagrada de Madrid?
— Cuando llegué tenía miedo de conducir, y aún así los madrileños te dejaban pasar y no te decían nada. No te insultan. Casi nadie te silba, te dejan pasar. No es tan difícil. La congestión por otro lado...
– Ambientas tu última novela en Madrid.
— No puedo desvelar mucho sobre “The Perfect Crimes Game” en Madrid. Durante la pandemia no se pudieron realizar autopsias por decreto ministerial. Si querías envenenar a tu vecino, este era el momento perfecto porque podría haber pasado desapercibido. Y la imagen del Palacio de Hielo de Hortaleza.
—¿Qué libro es la quintaesencia de Madrid?
—Yo me quedaría con La noche que llegué al Café Gijón. Era el primer umbral. Había muchos madrileños y muchos "umbrales". Tenemos a todos los que pasaron por aquí y se fueron de la vida.
—¿Hay algo en Madrid que le decepcione especialmente?
—Lo que empaña la ciudad es la gente que no tiene lo básico.
— ¿Puede Madrid convertirse en el Nueva York de Scorsese?
– Esperemos que no, pero las cosas deben abordarse de inmediato. Si se valora Madrid (estimar es poner precio) y por tanto se valora Madrid y se valora su tranquilidad, hay que fijar precio y presupuesto para evitarlo. Especialmente cuando hablamos de una violencia más organizada, es la que hay que combatir. Y tenemos armas más que suficientes.
"Si necesitas desconectarte, ¿dónde estás?"
—No necesito desconectar, pero me gusta mucho el mar. Siempre nado en el mar. En cuanto me dan el mar, la posibilidad del mar, me voy a Orio oa La Concha. Ya sea invierno o verano.
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