Vacunas, indultos y debates como la ampliación del aeropuerto caracterizan los primeros meses
BARCELONA, 29 de agosto (EUROPE PRESS) –
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, celebra este domingo 100 días al frente del ejecutivo catalán, que se centra en la gestión de la pandemia y la vacunación, y a las puertas del inicio de un nuevo rumbo político propiciado por la reanudación de dialogo se marca mesa con el gobierno central.
Aragonès asumió la presidencia tras tres meses de negociaciones entre ERC y Junts que pusieron en peligro el cambio de marca de la coalición, y gracias al apoyo de la CUP, que le permitió convertirse en el primer presidente de ERC electo en las elecciones se convirtió en . Décadas después.
La gestión de la pandemia de coronavirus ha sido el principal protagonista de sus primeros 100 días al frente del gobierno desde el principio, a pesar de haber sido director ejecutivo durante los últimos meses desde que Quim Torra fue descalificado.
Inaugurado poco después de que cesara el estado de alarma y tras la cuarta ola de la pandemia, Aragonès se centró en acelerar la vacunación e impulsar el crecimiento económico y social.
En esos primeros meses, el gobierno aprobó varias medidas para abordar el impacto socioeconómico del Covid-19, entre ellas 917 millones para un plan de ocupación y 70 millones para financiar la Renta Ciudadana Garantizada (RGC), que, según fuentes de la presidencia, Tienen la promesa de que en su discurso inaugural había manifestado que el ejecutivo aportaría 700 millones de euros para un plan de choque social en los primeros 100 días.
Pese a las elevadas tasas de vacunación, con la llegada de la quinta oleada, el gobierno detuvo la desescalada y tuvo que apoyarse en el Tribunal Supremo de Cataluña (TSJC), que abogó por el toque de queda hasta mediados de agosto, tras la detención nocturna solicitada por el Aragonès. Poder Ejecutivo luego de varios cambios a los criterios no aprobados y finalmente renunció a seguir utilizándolos.
RELACIÓN GUBERNAMENTAL
Paralelamente a abordar la situación sanitaria, Aragonès ha experimentado un deshielo en las relaciones de la Generalitat con el gobierno de Pedro Sánchez, que en las primeras semanas se centró en el indulto de los presos del 1-O, que Aragonès había obtenido como paso «credibilidad» para el diálogo, pero insistió en que resolver el conflicto para él incluía la autodeterminación y la amnistía.
El primer encuentro entre los dos presidentes tuvo lugar el 7 de junio en un acto de Foment del Treball y se reunieron por primera vez el día 29 en la mesa de diálogo prevista para la semana del 13 de septiembre en Barcelona, aunque no fue en el Asistencia a Conferencia de Presidentes Autonómicos.
Es precisamente esta reunión de reanudación de la mesa de diálogo la que marcará el inicio del rumbo político tras el periodo estival que restringió la actividad del gobierno de Aragonès en esos primeros 100 días, y queda por ver quién asistirá – el presidente catalán ya ha dicho que encabezará la delegación catalana, y qué día será exactamente.
Desde que asumió el cargo, Aragonès ha reiterado que su prioridad es dialogar con el gobierno de Pedro Sánchez para buscar una solución política al conflicto y que el gobierno propondrá un referéndum consensuado y una amnistía como propuestas para esta resolución.
Desde su llegada a la presidencia, ha prometido, entre otras cosas, que antes de que se reanude la mesa de diálogo convocará un acuerdo nacional de amnistía y autodeterminación para visualizar el apoyo de los partidos y corporaciones a estas dos demandas, pero dentro de Pasan tres semanas de reuniones entre los Gobiernos, no se sabe si este organismo convocará o no.
REVISIÓN DE LA JUNTA
Sin embargo, a pesar de que la apuesta por el diálogo se ha incluido en el acuerdo intergubernamental entre ERC y Junts, esta estrategia de negociación ha sacado a la luz en los últimos meses nuevas tensiones entre los dos socios del ejecutivo catalán, según el responsable de Formación. Carles Puigdemont le ha negado la mesa de diálogo e incluso ha sugerido no otorgarle el margen de dos años pactado, lo que los republicanos ven como una violación del acuerdo intergubernamental.
Aparte de estos desacuerdos públicos sobre el diálogo y la polémica que surgió de la primera visita del rey a Barcelona con el nuevo gobierno, Aragonès delegó inicialmente la cena con el monarca en el vicepresidente Jordi Puigneró, pero luego se negó a irse y la presidenta Laura Vilagrà fue finalmente presente – actualmente no hubo disputas importantes entre los miembros del gobierno, como fue el caso repetidamente en la anterior legislatura.
ERC y Junts tomaron posiciones diferentes en uno de los debates que se centró en la labor del gobierno de Aragonès durante los primeros 100 días, aunque no mostraron públicamente una división mayor: la ampliación del aeropuerto de Barcelona-El Prat.
Si bien Puigneró y Junts se habían mostrado más partidarios de este proyecto, Aragonès y ERC habían expresado más reservas y lo habían condicionado a lograr un equilibrio para respetar la biodiversidad en torno al aeropuerto, pero finalmente la Generalitat y el gobierno acordaron uno a principios de agosto Inversiones de 1.700 millones de euros para llevar a cabo esta ampliación.
PRÓXIMOS RETOS
Además de la ampliación del aeropuerto, otro proyecto que podría cobrar mayor protagonismo en los próximos meses es la candidatura Barcelona-Pirineos a los Juegos Olímpicos de Invierno 2030, y ambos proyectos podrían generar tensión con la CUP, que Aragonès quiere mantener como prioridad pareja.
Uno de los retos en los próximos meses será conseguir su apoyo al acuerdo sobre el presupuesto de la Generalitat 2022, después de que no se aprobaran los estados financieros de 2021 a mediados de año, sin que el ejecutivo catalán obtuviera la mayoría necesaria para muévelo hacia adelante.
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