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MarinArrimadas


Juan Marín e Inés Arrimadas. / fr

El partido naranja se enfrenta al candidato apresurado en Andalucía, que está atrapado en serias dudas sobre su identidad, su proyecto político y su propia supervivencia.

Héctor Barbotta

El próximo martes por la noche se conocerá si el vicepresidente del Consejo de Administración, Juan Marín, coordinador de los ciudadanos de Andalucía y candidato de esta formación en las dos convocatorias anteriores, repetirá como cabeza de cartel en las elecciones autonómicas del próximo año. Lo desconocido con todo su significado no adquiere la relevancia de otra pregunta que líderes y simpatizantes de la formación naranja se vienen haciendo desde hace meses y a la que en la mayoría de los casos ven una respuesta que temen. La verdadera cuestión es saber si su partido seguirá teniendo alguna relevancia en la política andaluza en el momento en que se abran las urnas, o si irá al banco de la memoria donde descansan formaciones como UpyD o el Partido Andaluz. La pregunta preocupante es si, en realidad, el Elegido podrá cambiar de rumbo y desviar a Ciudadanos del camino hacia la irrelevancia que lleva tiempo dando con firmeza.

Las encuestas andaluzas anticiparon esto: la formación naranja no es exactamente lo contrario de lo que era hace tres años cuando recibió más del 18 por ciento de los votos y escaló al tercer lugar como fuerza política clave en la comunidad; También está lejos del 9 por ciento que golpeó en 2015 cuando logró condicionar al último gobierno de Susana Díaz. La única pregunta ahora es si obtendrá asientos y si serán de alguna utilidad.

El próximo lunes y martes, los 2.589 afiliados que aún tiene el partido en Andalucía (frente a los 6.500 de hace tres años) serán convocados para elegir al candidato que deberá afrontar esta situación. Todo el guión que rodea a las elecciones parece haber sido escrito por un firme partidario del partido, que acaba por diluirse.

De manera sorprendente el pasado martes, en medio del puente, en el día entre las fiestas constitucionales y la Inmaculada Concepción, se convocaron las primarias. Solo quedaban 48 horas para la candidatura y, además, postularon otros diez aspirantes además de Juan Marín.

El que parecía más probable, el diputado cordobés Fran Carrillo, ha sido destituido provisionalmente por una supuesta deuda que tiene con el partido y que aún no ha sido afirmada. Hasta ayer no se había confirmado que finalmente pudiera asistir, pero el incidente ha revelado la amplitud del enfrentamiento interno y las características de un proceso electoral fugaz y sin espacio para el debate, que claramente no será suficiente para conocer la situación. Propuestas del aspirante a candidato Para expulsar a Marín, con una presencia continua en los medios de comunicación y su cargo de vicepresidente y presidente del Multiconsejo de Turismo, Regeneración y Justicia, le ha convertido en uno de los políticos más famosos de Andalucía.

¿Por qué una dirección nacional que fue crítica con la vicepresidenta andaluza hasta hace unos meses ha realizado una convocatoria que parece organizada según su continuidad? Para entenderlo hay que recurrir al desplome de la formación naranja y a la debilidad interna que sufrió durante mucho tiempo su presidenta Inés Arrimadas.

La debacle andaluza de la formación naranja no es ajena a la del ámbito nacional. En Ciudadanos hay distintas opiniones sobre el momento en que comenzó este descenso al infierno de la insignificancia para un partido que tenía 57 escaños en las Cortes Generales hace menos de tres años y que hoy sigue teniendo un grupo de 21 diputados en el Parlamento de Andalucía. le permite gobernar casi a la par con el Partido Popular, con cinco miembros de un ejecutivo de doce miembros.

Hay quienes lo ponen en la foto de Colón, cuando Albert Rivera compartió protagonismo con Pablo Casado y Santiago Abascal por la rebelión del nacionalismo catalán o Inés Arrimadas ganó las elecciones en esta comunidad autónoma, no pudo sacar ingresos políticos de eso. victoria y huyó a Madrid en cuanto surgió la oportunidad. Otros se refieren al momento en que el entonces líder de Ciudadanos apostó por la estrategia de probar la dirección de centroderecha adelantando al Partido Popular, en lugar de utilizar sus escaños para marcar la llegada de Podemos para el gobierno no lo permita. Y hay quienes lo atribuyen a una indefinición ideológica que, bajo el paraguas del liberalismo, a menudo albergó posiciones contradictorias que son difíciles de entender para los votantes. Toni Roldán, portavoz de exportación de Economía y secretario de programas de la formación naranja, dejó claro poco después de que se cerrara la puerta: "No se puede ser Macron y Le Pen al mismo tiempo".

Salvo contadas excepciones, casi nadie en Ciudadanos quiere comentar públicamente lo que está pasando en el partido, pero casi todos coinciden en que las decisiones tomadas desde noviembre de 2019 han perdido casi dos tercios de los votos y Ciudadanos se ha reducido a una A -formación con menos cuando el 7 por ciento de los votos y diez escaños, lejos de sentar las bases para un flyback, significó arrojar toneladas de cemento sobre las alas ya debilitadas del partido. Y marcan el mes de marzo de este año cuando, con el apoyo de la presidenta nacional Inés Arrimadas, se falsificó una moción de censura en Murcia, que resultó infructuosa y provocó que Ciudadanos perdiera todo su poder territorial, incluido el de Madrid. con una excepción: Andalucía. De la noche a la mañana Juan Marín se convirtió en el líder ciudadano más poderoso e Inés Arrimadas, que hasta entonces había dado muestras de apoyo a quienes lo cuestionaban en Andalucía, le brindó un apoyo sin reservas.

A partir de ese momento, Marín tomó el mando sin contrapesos. Ocultó el liderazgo del grupo anterior con la destitución del vocero Sergio Romero y del viceportavoz Fran Carrillo, a quien se considera un verso suelto. También siguió una política de silencio por parte de la oposición interna, con acciones incomprendidas en el grupo, como cuando trató de retrasar la sanción de la Ley del Niño para restarle protagonismo a la vista como Ministra de Igualdad de Género Rocío Ruiz posible alternativa a su liderazgo. Solo la intervención directa del presidente del Consejo de Administración, Juanma Moreno, permitió la puesta en marcha de la norma.

El cambio de guión que llevó al cambio de cargo de Arrimadas generó desánimo en sectores críticos con la gestión de Marín como vicepresidente frente al bajo perfil político de los ayuntamientos y otros dirigentes de Orange, algunos voluntarios, otros porque el propio partido tenía todas las posibilidades de lograrlo. uno restringe la exposición pública.

El propio Rocío Ruiz desalentó hace meses cualquier ilusión sucesoria y dejó claro que ella no lideraría la lucha interior. "No vale la pena discutir sobre nada", dicen las voces críticas del grupo ante los magros resultados de las encuestas que restan a estas primarias el interés que lógicamente tendrían en un partido que cogobierna la mayor comunidad autónoma española.


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