A pesar de las multitudes, la industria hotelera espera un fin de semana festivo «catastrófico»

El comienzo del Jueves Santo fue esperanzador. «A falta de clientes externos, los de Asturias responden y tenemos muchas reservas», dijo el presidente de la Ruta de los Vinos, Edén Jiménez, ante el aguacero que obligó a muchos a refugiarse en las terrazas bajo carpas o directamente desde tres. por la tarde vete a casa. “El día ha ido muy bien, pero ahora se ha complicado”, coincidieron varios hoteleros consultados por LA NUEVA ESPAÑA tras una animada sesión de vermú.

Los restaurantes estaban llenos a la hora del almuerzo. Aun así, el límite de cuatro comensales por mesa, la reducción de aforo y el avance del cierre limitaron los intentos de conseguir un disco. «Vivimos en una contrarreloj en la que solo tenemos que sobrevivir hasta las ocho», comentó Luis Casto Fano con cierto tono pesimista, quien ve esta semana festiva como una posible opción para «reducir un poco las pérdidas» provocadas por una pandemia provocada. será eterno. «A ver si esto se acabó», añade, con todas las esperanzas que se han puesto en la vacuna y tomando medidas que, en cierta medida, comprende. «La situación de salud es muy grave», enfatiza.

Aunque el local de Gascona fue el más demandado en los momentos centrales de la jornada, el Antiguo también se benefició del atractivo de Fontán y de sus comercios más emblemáticos. Además de casi todas las terrazas completas, así como muchas brochetas, café y refrescos que se exhiben en las bandejas de los camareros, se podía ver a otros turistas nacionales y extranjeros. «No sé si se saltaron el cierre o si tendrán una segunda residencia aquí», pensó un vendedor que sospechaba de la legitimidad de su presencia pero a la vez satisfecho con la afluencia de numerosos clientes en un día. Se esperaba «mucho más estancamiento».

Otros, como Diego Javita, hotelero de la calle Víctor Chávarri cerca de Gascona y El Vasco, señalan que los niveles de ventas estuvieron muy por debajo de las expectativas de estos datos, incluso considerando las restricciones de salud. «Es cierto que hay un ambiente, pero es muy similar a cualquier domingo o cualquier otro día festivo», dijo Javita, quien tiene dos tiendas en la zona.