Puente de San Esteban de Gormaz

María Jesús, unos 55 años, va azorada cruzando el puente medieval de San Esteban de Gormaz (Soria) con una garrafa de 10 litros de gasolina en la mano. No las tiene todas consigo. "Da miedo pasar por aquí. Cualquier día amanecemos dentro del río". El río, el señor río que tenemos bajo nuestros pies, es el Duero, que baja con un brío primaveral inédito después de las sucesivas borrascas que han azotado nuestro país.
A pocos metros de nosotros, hay un enorme boquete en el puente que, ciertamente, da algo de vértigo. Más de 20 operarios se afanan en hormigonar la losa del puente y arreglar la infraestructura, dañada el pasado 10 de marzo, cuando un tajamar se vino abajo y con él un buen número de piedras calizas del puente.
La circulación se cortó desde entonces, partiendo al pueblo en dos y obligando a los vecinos a tener que coger un desvío de 36 kilómetros para llegar al otro lado de la localidad en coche por el desvío de Langa de Duero.

María Jesús, vecina de San Esteban de Gormaz, cruza el puente medieval con una benzinkaraffe. / XAVI AMADO
Cruzar el río cuesta 35 minutos en vez de uno
Entre 30 y 35 minutos de trayecto cuando antes solo tardaban uno en cruzar los 200 metros del puente. De ahí que muchos vecinos hayan dejado un coche aparcado a cada lado del puente. "Yo, de hecho, vengo de coger gasolina para el otro coche. A ver si termina pronto esto ya", se queja resignada María Jesús sobre un dislate que no solo afecta a los 2.935 vecinos de la localidad -800 en el sur del pueblo, donde no hay servicios-, sino a toda una comarca, ya que la N-110 es la principal vía de comunicación del suroeste de Soria con Madrid.
Para poder llegar o ir a la capital hay que coger el citado desvío de Langa de Duero, por carreteras comarcales, o llegar hasta Aranda por la A-11(la autovía del Duero) para coger la A-1. "Yo tengo que bajar a Madrid a trabajar y voy hasta Aranda. Tardo una hora más con el coche todos los días, entre ida y vuelta", lamenta Virginia, que acaba de recoger a los chiquillos del colegio.
"Pero eso es lo de menos, imagínate que a alguien le pasa algo al otro lado del pueblo, un infarto, por ejemplo, es que el centro médico está a este lado", advierte la mujer [hay una unidad medicalizada del centro de salud a ambos orillas del río].

Un vecino cruza el puente medieval de San Esteban de Gormaz con su bicicleta mientras se lleva a cabo el trabajo de reparación. / XAVI AMADO
Loli y Andrés viven en Atauta, una de las 12 pedanías que dependen de San Esteban. Acaban de aparcar su coche en el estacionamiento habilitado en una explanada al lado del Duero, donde se suele poner la feria cuando hay fiestas. "¿Un mes va ya?", se pregunta Loli, "si más bien parece un año". Todos los días para ir a comprar o al médico los vecinos de los poblados cercanos cogen su coche, lo aparcan al llegar al sur de San Esteban, y cruzan el puente para ir adonde están todos los servicios. "Al principio vas con humor, por la novedad, pero ya se hace pesado".

Vista de la brecha causada por las inundaciones en el puente de San Esteban de Gormaz. / XAVI AMADO
Hasta junio
Y lo que les queda. Según explica a EL PERIÓDICO el alcalde, Daniel García, la previsión del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible es que el puente esté arreglado a principios de junio. "Es una infraestructura que es un punto clave para la provincia. No entendemos cómo no se han tomado decisiones a nivel político. El 19 de marzo desde la subdelegación de Gobierno plantearon la construcción de un puente alternativo con la ayuda de los pontoneros del Ejército, y el día 25 dijeron que ya no, que se iba a arreglar el puente actual con un carril de tres metros de ancho", protesta García.
Los camiones, un peligro
El alcalde considera que la "seguridad de las personas" debería estar por encima de todo y lo idóneo, asevera, no pasaría por recuperar el tránsito de los vehículos pesados por el puente.
"Es que esta debe ser la única carretera nacional que cruza un puente medieval. Se calcula que pueden cruzar el puente unos 220 camiones pesados al día, con el desgaste que eso supone para el puente, que se construyó en el siglo XI. Es un peligro tener los camiones cruzando el pueblo, alguna vez ha habido atropellos. Necesitamos un puente del siglo XXI", afirma García, que estima que el desvío del tráfico pesado fuera del pueblo debió hacerse hace varios años ya conectando la N-110 y la A-11.
"La última borrasca fue la gota que colmó el vaso, pero ya se veían de antes grietas y fallos estructurales en el puente", aprecia.
El plan actual del Ministerio es arreglar el tablero y la calzada en un primer tramo de las obras, abrir al tráfico a todos los vehículos y peatones en junio y, luego, con la bajada del caudal del Duero, arreglar en verano el tajamar y todas las aceras voladas. Un plan que podría cambiar después de que la Junta de Castilla y León anunciara este lunes que va a construir con la ayuda del Regimiento de Pontoneros y Especialidades de Ingenieros número 12 del Ejército de Tierra, dependiente del Ministerio de Defensa, un puente provisional para mejorar las comunicaciones. Las obras, solicitadas desde hace más de un mes ya por el Consistorio como solución temporal, están presupuestadas en alrededor de 700.000 euros.

Daniel García, alcalde de San Esteban de Gormaz, posa con el puente de fondo medieval. / XAVI AMADO
Un terreno embarrado
El alcalde lamenta el trastorno que se está generando con la obra que incluso está afectando "psicológicamente" a algunos vecinos "porque las condiciones no son buenas" para cruzar. Es normal ver a personas atravesando el puente con carretillas transportando materiales o con carritos de la compra. "A veces se pone embarrado, hemos pedido unas rampas. Es que vivimos como en el siglo XIX", protesta el primer edil, que afirma que, debido a la situación, muchas empresas han bajado de facturación, sobre todo en el sector de la restauración, donde la caída es de entre el 30 y el 40%.
"Hemos vuelto al medievo, de verdad, no se entiende cómo no se ha hecho un puente provisional", asegura uno de los hosteleros, que lamenta que van a perder la Semana Santa. "Después, veremos si no tenemos que hacer algún despido", asegura sobre la incidencia que tiene para los negocios hosteleros que no puedan pasar por el puente ni turismo ni camiones, muchos de cuyos conductores paraban aquí a comer.
Entretanto, en los pueblos de los alrededores por los que se está derivando el tráfico viven con asombro lo que está pasando, ya que se han encontrado de la noche a la mañana con cientos de vehículos, algunos camiones de gran tonelaje, cruzando su municipio.
Un problema "politizado"
Para arreglar esta situación, sostiene el alcalde, el dinero no debería ser una traba. "Hablamos de derechos humanos. Se les llena la boca con la mal llamada España vaciada, y luego no se garantiza que se pueda vivir con las mismas infraestructuras básicas y mismos condicionantes que en las grandes ciudades", concluye el alcalde, que lamenta que desde el principio el asunto se haya politizado y la subdelegación de Gobierno les facilite la información a cuentagotas. "No han querido ni reunirse en el Ayuntamiento, que es el sitio de todo, lo hemos tenido que hacer en el cuartel de la Guardia Civil".

Perspectiva de las obras en el Puente Medieval de San Esteban de Gormaz. / XAVI AMADO
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