27 días de travesía suicida en un narcosubmarino
javier romero
Seis pequeñas ventanas rectangulares de metacrilato oxidado fueron su único balcón al mundo durante 27 días. Dentro del casco, en la única estancia, un hueco que funciona como camarote, penumbra y desconfianza. Incluso si te adentras en el Atlántico medio sumergido, arrastrándote como un caimán sobre el agua para ganar kilómetros lentamente y dejando atrás la primera escena del crimen, Brasil, las mismas puertas impiden la gran totalidad del charco de agua que las rodea. y volcaron, la barca y su tripulación. Ni siquiera se adivina el final del horizonte a través de los mismos lucernarios. Demasiada suciedad acumulada.
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