La coalición de izquierdas se refuerza en un mitin dominical en Málaga ante más de 1.500 personas
Un evento de campaña puede ser muy similar a un festival de música de verano. No solo por las colas, el calor y la dificultad de ir al baño en el peor momento posible, sino por una cuestión más profunda y sencilla: los carteles los lleva el diablo. Porque suele pasar que por problemas de agenda y caché, las bandas más fuertes tocan en la parte central de la jornada y se convierten así en teloneros no deseados de los que les siguen con supuestamente menos importancia.
La candidata de Por Andalucía a la presidencia de la junta, Inmaculada Nieto, afrontó un trance similar este domingo en Málaga. Un poco visceral y combativo, Nieto tomó el micrófono luego de dos bestias políticas y discursos de primer nivel: la vicepresidenta del gobierno Yolanda Díaz y el líder de Más País Íñigo Errejón. Y como la mejor de las tardes, Nieto ha ido de menos a más, con ese espíritu de remontada que le inculcó la coalición de izquierdas en toda su campaña electoral, luchando contra la desmovilización y las urnas en estas elecciones andaluzas.
Así, tras el tirón de Díaz y Errejón, Andalucía se encomienda a este “Sí se puede” nacido del 15M, que ya tiene más de una década y se ha convertido ya en mantra electoral para los herederos de esta indignación. Un movimiento que primero convocó en Podemos y acabó (por ahora) como el rosario de la madrugada con la escisión de Más País, la emancipación de Adelante Andalucía y el inminente nacimiento de Sumar, la plataforma liderada por el propio Díaz para unir a los votantes de la izquierda de socialismo
Y en ese largo domingo de noviazgo que Díaz y Errejón viven desde hace meses, ambos dieron hoy un paso más en Málaga. El líder de Más País se ha apoderado de Díaz, casi como el novio que presenta a sus padres a su nueva novia. «Tengo que presentar a una persona que no necesita presentación y mira, odio esa frase…», abrió Errejón antes de añadir sobre el vicepresidente: «En estos tiempos la constancia y la constancia no están de moda. Yolanda se caracteriza por una perseverancia tranquila pero obstinada. El vicepresidente tampoco se ha quedado atrás, halagándonos con halagos y promesas de un futuro común: “Nos conocemos desde hace mucho tiempo y, aunque no se sabe, hemos hecho muchas cosas juntos. Pero si me permites, creo que lo mejor está por venir por ahora.
El nuevo guiño de Díaz a Errejón (y viceversa) este domingo en Málaga estuvo acompañado también de las duras críticas del vicepresidente al bipartidismo de PP y PSOE, pese a que con este último forma el gobierno de Unidas Podemos por de momento en Madrid. En este sentido, Díaz ha utilizado la frase, que se ha convertido en un emblema personal, anunciando que nombrará una cifra para los temblores del adversario, y ha enumerado algunas cifras que siguen perfilando el sombrío presente económico de Andalucía. Y tras dibujar este panorama, el Vicepresidente decidió: “Esto no es una maldición divina, no es un desastre natural, es el resultado de la fallida política del bipartidismo”.
“El futuro no está en estas fuerzas bipartidistas”, reiteró Díaz, vicepresidente de un Gobierno de coalición con el PSOE. Porque el mitin de Por Andalucía de este domingo en Málaga ofreció claves nacionales, autonómicas y locales a un público que ha superado las mil butacas del hall del Palacio de Ferias y Congresos de la capital, donde Por Andalucía ha realizado terapia de grupo a lo largo de la Campaña Ecuador, en plena atracción de Díaz y Errejón.
estrellas invitadas
Ambos interpretaron a la perfección sus papeles de estrellas invitadas con fogosos discursos y momentos para el deleite de los asistentes. Errejón ha tirado sus flechas a PP y Vox, ha vuelto a llamar a la necesidad de cuidar la salud mental y los servicios públicos y ha calificado a la coalición de izquierdas como «una alternativa verde, andaluza y de justicia social».
Tras él, la vicepresidenta ha movido los hilos de las malagueñas Victoria Kent y María Zambrano para izar la bandera del feminismo. Díaz se ha jactado de los logros del gobierno (desde aumentar el salario mínimo de los trabajadores hasta la reforma laboral) y lanzó un feroz llamado a la movilización. “Entiendo que haya gente que esté decepcionada, que esté enfadada con nosotros, pero tenemos que votar. Una Andalucía que cambie de una vez por todas el modelo productivo de su país es fundamental”, dijo Díaz, antes de afirmar: “En 2018 no ganaron, perdimos porque nos quedamos en casa. Ha llegado el momento de la esperanza».
Una esperanza que también irradió el coordinador andaluz de Izquierda Unida, Toni Valero, quizás el orador más experimentado de entre los que subieron al atril este domingo electoral. “El cambio es posible cuando la gente despierta, volvemos, vamos a romper el guión”, exclamó Valero, efectivamente en su papel de introductor permanente de los cabezas de cartel. En un tono más pausado, las representantes de Equo y Más País, Mar González y Esperanza Gómez respectivamente, repitieron la letra y la música de este llamado a la movilización y la esperanza. “Estamos haciendo las cosas bien y vamos por el buen camino”, añade José Piña, número 2 de la lista malagueña de Por Andalucía.
Y la piña ha querido hacer este domingo un acto por Andalucía que le sirvió a su candidata por Málaga para actuar en su primer acto en la capital malagueña cuando cumpliera la novena jornada de campaña. Algo parecido al miedo escénico debió apoderarse del candidato, que tardó un rato en adoptar un tono de reunión. Tras hablar de políticas fiscales y conquistas sociales, Nieto huyó de la pasarela para mirarse en el espejo de Galicia, Euskadi y Madrid, donde el PSOE no es la opción progresista más elegida.
Nieto sube las escaleras
La candidata salió al paso y retoma uno de sus mensajes clave de campaña: las encuestas están mal y quieren desmoralizar al votante de izquierda. “Hace tres años y medio, Susana Díaz quería ganar. Y Susana Díaz es hoy locutora de un programa de televisión, no presidenta de la Junta de Andalucía», publicó Nieto.
Y así el candidato fue enamorándose poco a poco sobre el escenario, en el discurso de clausura del mitin, como esa modesta banda que cierra una noche de fiesta tras las estridentes agrupaciones y que, a pesar de todo, deja al público casi a la altura de los cabezas de cartel, que casi todos escucharon.
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