Este es uno de los ataques más recientes de la pandilla, perpetrado durante los llamados «Meses de la Titadina».
MADRID, 12 de abril (EUROPA-PRESSE)-
El juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Alejandro Abascal, ha autorizado la tramitación de la denuncia interpuesta por la Asociación Dignidad y Justicia contra ocho exdirigentes de ETA por el atentado perpetrado por la banda en 2003 en la localidad navarra de Sangüesa, en el que dos agentes de la Policía Nacional.
En una sentencia recogida por Europa Press el pasado jueves, el responsable del Juzgado Central de Instrucción número 1 otorga la condición de sujeto pasivo a los miembros del Comité Ejecutivo de ETA para garantizar su derecho a la defensa y su comité de «presunta responsabilidad» -conocido como ZUBA — «al decidir» realizar el ataque.
En concreto, se trata de Juan Fernández Iradi «Susper»; Gorka Palacios ‘Andoni’; Garikoitz Aspiazu ‘Txeroki’; Aitzol Iriondo ‘Gurbitz’; Félix Ignacio Esparza ‘Gaba’; Mikel Albisu «Mikel Antza»; Ramón Sagarzazu ‘Ramontxo’ y María Soledad Iparaguirre ‘Anboto’. Además, la asociación también dirige cargos como peritos contra Garikoitz Arruarte y Gorka Lorán.
En su parte breve, el magistrado recoge el fundamento de la denuncia de 136 páginas a la que tuvo acceso esta autoridad. Se trata de los años 2003 y 2004, en los que la pandilla “fue cada vez más acorralada y debilitada por el trabajo de las fuerzas y órganos de seguridad del Estado”.
«Entonces, si otro período de la banda se llamó ‘Lead Years’, esta segunda mitad de 2003 fueron los ‘Meses de la Titadine'». De esta forma, el Comité Ejecutivo de ETA repartió gran cantidad de este explosivo entre sus distintos mandos para realizar atentados como el de Sangüesa.
ESTÁN TRATANDO DE «CREAR UN ESTADO DE TERROR TOTAL»
“Los ZUBA, es decir, los primeros ocho imputados aquí, que estuvieron al mando durante todo este tiempo, intentaron crear un estado de terror total donde no sabían de dónde vendría el próximo ataque. Y fue algo totalmente premeditado, totalmente querido y calculado, dentro de las posibilidades operativas que aún tenían en sus manos, y ese es el contexto en el que se produjo el atentado de Sanguesa”, subraya el juez.
En este sentido, y refiriéndose a la querella, Abascal señala que la secuencia de atentados que se inició el 30 de mayo de 2003 con los hechos de Sangüesa «no fue más que el inicio de una ‘ofensiva’ terrorista, un giro estratégico, muy claramente distinto meses o el año anterior, y que ha plagado la geografía española de artefactos repletos de explosivos, con un total de 18 atentados contabilizados sólo hasta el 26 de diciembre de este año».
En «este episodio de al menos 18 atentados de Titadine en 6 meses, un atentado de Titadine cada 10 días en algún lugar de España entre el 30 de mayo y el 26 de diciembre de 2003», la federación se refiere a la ZUBA y a los ocho primeros acusados, hasta el momento en cuanto a la comandos en funciones, no lo hicieron con balas, sino con una serie de artefactos explosivos limitados.
ATAQUES «CON TITADADINA COMO AGENTE COMISIONANTE»
Por dignidad y justicia, ha recordado el juez, «se ve la pauta reiterada, la estrategia terrorista y criminal de esta ETA (es decir, la estrategia de su comando específico ZUBA): atentados utilizando a Titadine como medio de comisión». “Lo apuestas todo, hubo un giro definitivo, un cambio que suplantó por completo a otras formas de ataques terroristas. Y esa fue una decisión estratégica del comando terrorista, el ZUBA”, argumenta. Para el juez, estos hechos “tienen una primera apariencia de infracción penal”.
Y en cuanto a los presuntos autores, el juez señala que Garikoitz fue detenido en San Sebastián con una mochila que contenía 25 kilos de explosivo, cordón detonante, cronómetros, una pistola, una peluca y un billete para el tren entre Irún y Madrid. Poco después, Loran fue detenido en Hernani (Guipúzcoa) en su domicilio, donde se había refugiado tras introducir en el mismo tren una maleta que contenía casi 20 kilos de explosivo con temporizador previsto para detonar a las 15:55.
Para estimar la denuncia, el juez tuvo en cuenta el informe elaborado por la Comisaría General de Información en 2014 titulado «Miembros de Órganos de ETA». “Todos los elementos relacionados con la participación de los miembros de la pandilla en las diversas actividades que hacen posible un ataque han sido considerados y aceptados como confiables y verosímiles”, explica.
Entre estas referencias se incluye «la función crucial y necesaria del máximo órgano de decisión de la banda terrorista para que se lleve a cabo una acción terrorista y el papel relevante que desempeñan los imputados en ETA, y en particular en su Comité Ejecutivo, en relación con las órdenes de Preparación y ejecución» del atentado de Sangüesa.
LA OFENSIVA DE VÍCTIMAS CERCA DE LA ZUBA
En los últimos meses, esta ofensiva, iniciada por las asociaciones de víctimas de la organización terrorista en la Audiencia Nacional, se ha llevado a exjefes de ETA como los citados “Mikel Antza” y “Anboto” y también a otros como “Iñaki de Rentería” y “ Josu ‘rodea a Ternera’, quienes ahondan en las investigaciones para determinar si son autores intelectuales de alguno de los asesinatos o atentados cometidos por la banda.
Aunque el juzgado ya ha condenado a tres personas como autores materiales del asesinato del teniente de alcalde de San Sebastián Gregorio Ordóñez, el juez Abascal investiga si «Mikel Antza» e «Iñaki de Rentería» fueron los responsables de dictar la orden.
Es el mismo caso del Juzgado Central de Instrucción Número 6, que el pasado mes de marzo admitió una denuncia también presentada por Dignidad y Justicia y acordó reabrir la investigación por el asesinato del concejal del Partido Popular en Ermua, Miguel Ángel Blanco, para intentar para determinar quiénes fueron los líderes de la organización terrorista ETA, que planeó y ordenó el atentado del 12 de julio de 1997.
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