Este martes el grupo de 25 esquiladores uruguayos que se encuentran aislados en Navalvillar de Pela por el brote de coronavirus deben haber terminado la cuarentena. Era lo que esperaban y estaban listos para volver a esquilar. Sin embargo, los días pasan y continúan sin ser dados de alta. La razón es que muchos de ellos continúan dando positivo hace tres días, por lo que todos deberían continuar en cuarentena. Así es como lo explica. Leonardo Díaz, uno de los esquiladores que logró vencer al virus, al igual que otros cinco compañeros, aunque hasta ahora solo tres han generado inmunidad. Los demás tienen actualmente el sistema inmunológico débil debido a enfermedades pasadas, «por lo que debemos seguir encerrados para no dañar a más personas».
Aunque todos están fuera de peligro y no muestran síntomas, estos cortapelos afirman mantener separados a los que ya son negativos de los que todavía son positivos. «Aunque lo que quisiéramos es poder salir y recuperar la libertad para trabajar, al menos les pedimos que nos separen para no tener contacto con los que siguen contagiados, porque nos han dicho que algunos de hemos creado poca inmunidad «. Él, junto con el resto de sus compañeros en la misma situación, teme volver a contagiarse y que teniendo las defensas bajas «podamos volver».
El grupo estuvo aislado durante 18 días en una zona de departamentos a la entrada de Navalvillar de Pela. Es un edificio de tres pisos donde cada dos personas comparten una habitación, pero también baños, cocinas y otras áreas comunes, «por lo que es inevitable que los 25 estemos en contacto», dice preocupado.
En este sentido, también afirma que el día que inició su aislamiento, había tres personas que no dieron positivo, pero que cuando todos estuvieron en contacto, las 25 estaban infectadas. «Si se hubieran separado, quizás estas personas ahora estarían trabajando y sin haber tenido la enfermedad», agrega.
Este viernes volverán a hacer pruebas y tomarán muestras de sangre para comprobar su sistema inmunológico, dice este esquilador, quien explica que dos enfermeras acuden al edificio todos los días para medir su nivel de oxígeno en sangre y la temperatura «aunque ya hay demasiadas isopads». cada pocos días, y está desesperado ”, confiesa.
Pérdidas
A pesar de todo, reconocen lo que sienten ordenado y cuidadoAunque lo que realmente quieren es poder volver al negocio que les trajo a España el 1 de abril. “Ahora mismo estamos perdiendo dinero que no sabemos cómo se compensará”, dice preocupado. Y es que, en estos días de cuarentena, cada esquilador habría podido pelar unas 3.000 ovejas. Pero saben que cuando se van tienen mucho trabajo por hacer, aunque para evitar que la campaña se alargue demasiado, otra empresa ha traído dos equipos más con diez maquinillas a la zona para completar el encargo.
Aun así, teme que la campaña se extienda y, aunque su visa tiene una vigencia de seis meses, deberían cambiar la fecha de regreso a uruguay «Con el coste de pagar la penalización», aclara.
Asimismo, reconocen que sus fortalezas no están al cien por cien en este momento, pero se sienten preparados para hacer un trabajo que es difícil. «Al principio estaba muy agitado subiendo las escaleras y tuve que detenerme para tomar aire, pero ahora estamos prácticamente bien, aunque el cuerpo tendrá que adaptarse nuevamente». Para ello, intentan mantenerse activos, tanto en el cuerpo como en la mente. Practican, charlan y juegan juegos de mesa proporcionados por la Municipalidad de Navalvillar de Pela, junto con varios televisores.
Asimismo, está casi más preocupado por quienes dependen de ellos al otro lado del charco. «Mi familia va al comercio allá en Uruguay y lo deja escrito sin dinero, que debe pagarse a fin de mes; pero si no tenemos que enviarlos, cada vez se generan más gastos ”, explica Leonardo, mientras espera que los resultados de este viernes den libertad al grupo.
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